En las proximidades del Camino de Santiago burgalés, a 15 kilómetros de Burgos capital, se encuentran la Sierra de Atapuerca que fue uno de los primeros asentamientos de Europa.
No obstante, no se puede considerar Atapuerca como un yacimiento cualquier, es el punto de partida de la evolución del ser humano en el viejo continente, por lo que en 2000 fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la humanidad.
Los sedimentos fósiles se sitúan en la Trinchera del ferrocarril, en esta área se localizan distintas cavidades. A dos kilómetros se encuentra el Abrigo del mirador o la cueva y a quinientos metros la Sima de los huesos.
La gran parte de las excavaciones, se han efectuado en los yacimientos situados en la Galería, la Sima de los huesos y la Gran Dolina. Descubrimientos de fólicos humanos, de dos especies distintas: homo antecesor y homo heidelbergensis, lo que ha permitido documentar la secuencia de la evolución en Europa del ser humano.
Cueva del comprensor
Se halla al final de la Trinchera del ferrocarril, es una cantera subterránea que data de comienzos de siglo, donde se extraía roca caliza en bloques.
Si bien, aún se contemplan progresos de la cueva original, la extracción la ha convertido en una sala espaciosa, que en la actualidad es una ruta interesante con medios audiovisuales y escenas de los pobladores prehistóricos.
Cueva del elefante
Allí se hallaron los fósiles más arcaicos de Atapuerca, restos del Pleistoceno, tanto inferior como medio. Se han hallado las pruebas más antiguas de ocupación de personas en la zona.
Gran dolina
Con aproximadamente trescientos cincuenta mil años de antigüedad se han encontrado herramientas líticas, que demuestran el asentamiento de recolectores y cazadores, que efectuaban sus actividades con la ayuda de utensilios y se alimentaban de animales.
Mirador
La cueva fue usada como una zona de enterramiento y corral.
Portalón
El acceso a la Cueva mayor. Muchas piezas de industria y cerámica muestran una permanente e intensa ocupación de la zona en la Edad del bronce.
Sima de los huesos
Radios, vértebras y otros restos óseos han permitido descubrir las características morfológicas y físicas de los humanos que vivieron hace más de trescientos cincuenta mil años en Atapuerca.