Meknes, es una de las Capitales Imperiales de Marruecos, un destino atractivo pero con una vida tranquila. Pese a la riqueza de su patrimonio cultural, mantiene la simplicidad de sus orígenes.
El Sultán Mulay Ismael en el siglo XVII la convirtió en una de las Ciudades Imperiales, más poderosas y bellas del país. El sultán cotejó la fastuosidad de la ciudad con la de Versalles.
En la actualidad, está protegida por más de 40 kilómetros amurallados. Se la conoce como la Ciudad de los Cientos de alminares, porque tiene varias mezquitas. Entre las mismas destaca la Gran Mezquita, fundada probablemente en el siglo doce.
Los restos del Palacio real y su medina han sido razón para que la Unesco la declarase Patrimonio Mundial. Es una ciudad próspera desde el punto de vista agrícola, por los cultivos de la llanura del Saïs (viñedos, olivos y cereales).
Bab Mansour, está considerada como una de las puertas más hermosas del mundo, se edificó a comienzos del siglo XVIII. Es el acceso principal a la ciudad imperial, dónde os recomendamos la visita al Mausoleo del Sultán. También, podréis pensar con calma en la orilla del Estanque del Agdal, un gran depósito de agua con forma rectangular.
Esta hermosa ciudad marroquí, tiene una de las medinas más visitadas del país. La Plaza de El – Hedime, ubicada entre la zona imperial y la zona vieja de la ciudad, aloja el mercado cubierto que se anima al atardecer: cuentacuentos, tragafuegos, saltimbanquis y adiestradores de animales forman un ambiente singular y distinto.
El Museo Regional Etnográfico, ubicado en el Palacio Dar Jamaï, se modula agradablemente alrededor de un maravilloso jardín de tipo andalusí. Cerámica, antiguas joyas y bordados en hilo de oro, dan una pequeña muestra del esplendoroso pasado del Reino de Marruecos.
Al norte de la ciudad, solamente a treinta y un kilómetros se sitúa Volúbilis, el yacimiento arqueológico romano más importante del país. Todavía conserva parte del testimonio que da buena fe de la ciudad fastuosa e importante que fue: capitolio, arco de triunfo, casa de baco, delicados mosaicos, etc. Necesitareis al menos un par de horas para descubrir este maravilloso tesoro romano.