La Alpujarra granadina, se halla ubicada entre la sierra de Lújar, la sierra de Gádor y Sierra Nevada, abriéndose paso al mediterráneo desde el pico Mulhacén, el más elevado de toda la península ibérica.
Está formada por un paisaje colorido y escabroso, su relieve esta surcado por desfiladeros, valles y barrancos, donde reposa y parecen que escalan, las localidades de esta comarca.
Poblada por romanos y fenicios, fueron muchos siglos de dominación musulmana la que produjeron esta arquitectura escalona, su gastronomía, los regadíos e inclusive su denominación. Incomunicada y de complicado acceso durante muchos años, por lo que este abrupto territorio se ha sostenido prácticamente intacto, como si el tiempo se hubiera parado en la Alpujarra.
Las localidades de la Alpujarra, tienen viviendas pintadas de cal blanca, que parece que están desparramadas por las laderas entre los bosques verdes.
El río Guadalfeo divide en dos a lo largo la Alpujarra, existiendo la Alpujarra Baja y la Alpujarra Alta.
La Baja está formada por la Contraviesa, donde hallareis localidades singulares como Albondón, Lújar, Sorvilán, etc. La Alta se situa en la zona meridional de Sierra Nevada, donde se localizan hermosas localidades como Bubión, Yegen, Juviles, Busquístaro Bérchules.
La hermosura de estas localidades es solamente uno de sus variados atractivos.
Lanjarón: es un municipio balneario por sus aguas minerales, es conocida por la buena salud y la larga vida de sus habitantes, es la puerta de la región.
Trevélez: es la localidad más alta del continente europeo, famoso en medio mundo por sus deliciosos jamones.
Barranco de Poqueira: es otro de los destinos turísticos más importantes, allí se sitúan las localidades de Capileira, Bubión y Pampaneira. Es una zona donde existen leyendas sobre hechiceras y duendes.
Localidades que con su encanto han atrapado el corazón de muchos visitantes, y que aparecen en muchos libros o poemas.
El baile, las canciones y la danza forman una parte fundamental de un variado folclore y tradiciones de siglos. Las fiestas de moros y cristianos tienen lugar en muchas localidades, pero uno de los eventos más originales de la Alpujarra son los trovos, dos troveros cantan uno detrás de otro, inventando la réplica de lo que ha cantado el anterior.
Junto a la Alpujarra, se halla el fructífero Valle de Lecrín, donde en primavera os embriaga el aroma de las flores de los limoneros y los naranjos. Antiguos castillos árabes, viejos molinos de harina y cortijos se distribuyen por esta luminosa y tranquila comarca.