La localidad lucense de Samos, es una etapa obligatoria del Camino de Santiago. La historia de la localidad, está íntimamente vinculada a la de su monasterio y la tranquilidad de sus tierras, lo que lo convirtió en un lugar especial para el retiro y la oración.
Monasterio de San Xian de Samos
Situado a orillas del río Sarriá, también conocido como Ouribio, fue la morada de una comunidad eremítica, que se beneficio por la jerarquía religiosa, y poco a poco fue edificando el cenobio que eclisa el resto de la localidad.
Fue edificado en el siglo VI, pero se convirtió en el siglo XII en benedictino. Es una mezcla de estilo, conjugando estructuras barrocas, renacentistas, góticas y románicas.
En Samos vivió en imparto sus clases el Padre Feijoo, un virtuoso ourensano, que falleció en el siglo XVIII, cuya impronta dejo en la historia de Galicia.
El monasterio estuvo a punto de desaparecer por un incendio y saqueos a lo largo de toda su historia. Pero afortunadamente, se rehabilito y quien lo visita todavía puede pasear por los dos claustros: el de las nereidas y el de Feijoo.
De este espacio de espiritualidad, se han formado siete obispos, entre los que destaca Benito Jerónimo Feijoo. A comienzos del siglo XIX se convierten en sede de la orden de los Benedictinos. La fachada de la Iglesia, está fechada en el siglo XVIII y está sin terminar.
En el Monasterio de Samos, destaca el Claustro de Feijoo que es de estilo clasista y una estatua de este personaje ilustrado. Además, alberga en su interior una puerta de una antigua iglesia románica, que se destruyó en el siglo XVII.
También en Samos podrás visitar distintas capillas e iglesias (Iglesia de San Cristóbal del Real, Iglesia de Renche, Capilla del Ciprés, Capilla de Teiguin y la Iglesia de San Martiño) y pazos.
Si bien, Samos puede ofrecer otros atractivos al viajero, sobre todo a los apasionantes del senderismo y la naturaleza, ya que podrán recorrer el Valle del Lóurza y la maravillosa Sierra de Oribio. También, podrá practicar espeleología o parapente.